2/10/07

TERNURA DE TIGRE


La lengua sobre todo, afectuosa,
áspera y cortesana en el saludo.
Las zarpas de abrazar, con qué cuidado,
o de impetrar afecto, o daño, a quien lo doma.
La caricia con uñas, el pecho boca arriba
para mostrar el corazón cautivo.
La piel toda entregada, la voz ronca
retozando en su jaula de colmillos,
y los ojos enormes, de algas, sonriendo
a la muerte inmediata
a que fue sentenciado.

Carlos Barral

2 comentarios:

Marta dijo...

¡Qué poema más bonito!
¿Eres tú el tigre o quién lo doma?

María José dijo...

Pues yo creo en la naturaleza dual que tenemos todos.
Somos lobos y corderos al mismo tiempo.
También yo, darling.