24/10/07

¿Qué es?

"Había contado las nubes que le llevaban a él, pero el viento sopló fuerte y las difuminó.

-¿Cómo encontraré el camino hacia ti?- se preguntó.

Cerró los ojos.
Aupó su no-chata nariz para descubrir que el olor a mar le llevaría hasta sus brazos."

19/10/07

Cristina Peri Rossi

NO QUISIERA QUE LLOVIERA

No quisiera que lloviera
te lo juro
que lloviera en esta ciudad
sin ti
y escuchar los ruidos del agua
al bajar
y pensar que allí donde estás viviendo
sin mí
llueve sobre la misma ciudad.
Quizá tengas el cabello mojado
el teléfono a mano
que no usas
para llamarme
para decirme
esta noche te amo
me inundan los recuerdos de ti
discúlpame,
la literatura me mató
pero te le parecías tanto.

"Diáspora" 1976

17/10/07

La patria es un invento

En estos días que se habla de patria, de banderas de límites y fronteras. De conflictos lingüísticos y territoriales que solo sirven para fomentar las rencillas, los odios.......yo, también pienso que la patria es un invento, que la patria son los amigos, que diversos son los hombres y diversas las hablas, que las lenguas son instrumentos de comunicación no de tortura, no armas bélicas y verbales en manos de hombres que polemizan y que animan el enfrentamiento.

Que lo distinto no debe excluir sino complementar.

Soy humanista. Me gustan las lenguas y cuando lees algo lo importante es qué se dice, cómo se dice. La fonética de cada lengua es un personaje más de lo escrito.

Y concluyo repitiendo que es verdad, que las banderas, los himnos y la patria es un invento.



Martín Hache de Adolfo Aristaraín.

9/10/07

El deseo

Ésto es en definitiva el deseo:

Tu cuerpo vivo a mi tacto.

Mi cuerpo despierto a tu aliento


3/10/07

Teoría de la Anámnesis


I.
Fue extraño lo que aquella noche soñó.
Una calle al revés y la sensación producida por el roce de unas sábanas frías.
No dejaba de preguntarse mentalmente qué podía significar. Si formaba parte de la realidad o de algún deseo oculto, si lo había vivido o lo había imaginado –tan frágil era la línea entre lo uno y lo otro-
Tenía la cualidad de ver las cosas desde prismas distintos, así con sus aristas, sus recovecos angulares….así que, en haciendo un gran esfuerzo se autoconvenció de que sería mejor no agobiarse.
“Ya se me revelará cuando quiera”.

II.
Cada cinco minutos preguntaba cuánto quedaba para llegar.
Debe ser cierto que los niños miden el tiempo de distinta forma a los adultos pero se hacía interminable.
Atravesaba casi toda Castilla. Pueblos de nombre extraño, con casas viejas, ancianos en las puertas y perros. Y siempre, en todos y cada uno de ellos destacaba, firme y orgullosa, una iglesia. Así, como observándolo todo.
Al final su diminuto cuerpo acababa tumbándose en la parte trasera del coche.

“Despierta, ya hemos llegado”.
Abría los ojos y lo primero que veía eran los balcones con geranios de la vecina.
Desde esa perspectiva los veía al revés.
Su abuela esperaba en la entrada y ella le demostraba que unos brazos pequeños no dan necesariamente pequeños abrazos.


III.
Aquél verano lo compartió con su madre.
“Iremos a la cabaña del tío Tom”, le decía y se le llenaban los ojos del brillo de la ilusión.

En realidad era pura fantasía. La cabaña era una casa antigua perteneciente a la anciana tía Lucía, a orillas del río Tormes, en Puente del Congosto.
La puerta robusta de madera de roble nos introducía en la casa, suelo de piedra y un grifo en el pasillo en la parte inferior de la pared con un barreño de hojalata muy ancho donde se introducía el pescado capturado al amanecer.
Al fondo, un patio de yerba seca, color ocre propio de Castilla.

“Duérmete la siesta”, repetía incesante.
Pero los ojos de una niña de cuatro años nunca tienen sueño sino ansias de ver, de preguntar y experimentar.
“Duérmete la siesta y luego nos damos un baño en el río”.
Entonces, obligada por su deseo de río, cedía.

La cama estaba congelada. El frío de las sábanas de blanco algodón contrastaba radicalmente con la temperatura del verano castellano.

En aquellas sábanas duerme su niñez que también es la mía.

2/10/07

TERNURA DE TIGRE


La lengua sobre todo, afectuosa,
áspera y cortesana en el saludo.
Las zarpas de abrazar, con qué cuidado,
o de impetrar afecto, o daño, a quien lo doma.
La caricia con uñas, el pecho boca arriba
para mostrar el corazón cautivo.
La piel toda entregada, la voz ronca
retozando en su jaula de colmillos,
y los ojos enormes, de algas, sonriendo
a la muerte inmediata
a que fue sentenciado.

Carlos Barral