22/8/07

No vendo mi amor en los mercados

Por aburridos que nos veamos todos tenemos algo que decir.
Algunos lo dicen mejor que otros. Y otros nunca lo dicen.
Hablar de uno mismo resulta difícil. Reconocer que también somos miserables cuesta pero podíamos utilizar esos ejercicios de autocrítica para ser mejores.
Hablar de los demás sí que resulta fácil.
Nos soltamos la melena, nos ponemos estupendos y las críticas –pocas veces constructivas- surgen de nosotros de una forma bastante natural. Ponemos motes para nombrar lo ya nombrado, lo a veces innombrable y rayamos, con cierta frecuencia la crueldad.
Escuchar todo esto nos hace cómplices.
Ahora a Pipi –bonito nombre – le ha dado por hablar de sus relaciones sexuales, íntimas, con quien un día fue su pareja, a la que seguramente alguna que otra vez dijo querer …..increíble forma de recordar a quién un día quisiste,¿no creéis?.

Hay unos versos, no recuerdo si eran de Carmen Martín Gaite que decía “……no vendo mi amor en los mercados”.

Muy a riesgo de parecer una feminista extrema que no soy, pues el tiempo te hace huir de los extremos y generalizar es siempre un error y una falta de consideración a la personalidad de cada cuál, recojo estos versos que escribió Sor Juana Inés de la Cruz allá por el siglo XVII.


Hombres necios que acusáis
a la mujer, sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis;

si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?

Combatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.

Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco,
al niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.

Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis
para prentendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.

¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo
y siente que no esté claro?

Con el favor y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.

Opinión, ninguna gana,
pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata,
y si os admite, es liviana.

Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por cruel
y a otra por fácil culpáis.

¿Pues como ha de estar templada
la que vuestro amor pretende?,
¿si la que es ingrata ofende,
y la que es fácil enfada?

Mas, entre el enfado y la pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejaos en hora buena.

Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.

¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?

¿O cuál es de más culpar,
aunque cualquiera mal haga;
la que peca por la paga
o el que paga por pecar?

¿Pues, para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.

Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.

Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.

Así lo explica Benedetti

Te quiero
Tus manos son mi caricia,
mis acordes cotidianos;
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia.

Si te quiero es porque sos
mi amor, mi cómplice, y todo.
Y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.



Tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada;
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro.

Tu boca que es tuya y mía,
Tu boca no se equivoca;
te quiero por que tu boca
sabe gritar rebeldía.

Si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo.
Y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.

Y por tu rostro sincero.
Y tu paso vagabundo.
Y tu llanto por el mundo.
Porque sos pueblo te quiero.

Y porque amor no es aurora,
ni cándida moraleja,
y porque somos pareja
que sabe que no está sola.

Te quiero en mi paraíso;
es decir, que en mi país
la gente vive feliz
aunque no tenga permiso.

Si te quiero es por que sos
mi amor, mi cómplice y todo.
Y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.

16/8/07

Un país de niebla llamado Yo


Hay un poema precioso de una escritora noruega desconocida hasta el momento para mí .Inger Hagerup, que comienza con los siguientes versos:
“En cierto descampado un país de niebla llamado Yo….”

Creo que para El reportero yo soy un país de niebla, una mujer interrogante que dice palabras de agua…..

Lo supe cuando el lunes por la noche, en una terraza cualquiera, mientras él hablaba entusiasmado, yo me perdí.
Me perdí en sus palabras y en mis sueños.
Fui tomando altura y volé.
Evidentemente él se dio cuenta –no hace falta ser muy sabio-.
Mis ojos no seguían sus labios, mis oídos tampoco seguían sus labios, mi cuerpo no seguía sus labios….y se asustó.

-¿Dónde estás?- me preguntó.
-Muy lejos.
-¿Quiero ir donde estabas?
- ………..Donde tú quieres ir nunca he llevado a nadie.


El poema del que os hablo termina con el siguiente verso:

“En un país de niebla llamado Yo
hay una señal sin camino que me impide partir”

Contigo



Yo no quiero un amor civilizado,
con recibos y escena del sofá;
yo no quiero que viajes al pasado
y vuelvas del mercado
con ganas de llorar.
Yo no quiero vecinas con pucheros;
yo no quiero sembrar ni compartir;
yo no quiero catorce de febrero
ni cumpleaños feliz.

Yo no quiero cargar con tus maletas;
yo no quiero que elijas mi champú;
yo no quiero mudarme de planeta,
cortarme la coleta,
brindar a tu salud.
Yo no quiero domingos por la tarde;
yo no quiero columpio en el jardín;
lo que yo quiero, corazón cobarde,
es que mueras por mí.

Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.

Yo no quiero juntar para mañana,
no me pidas llegar a fin de mes;
yo no quiero comerme una manzana
dos veces por semana
sin ganas de comer.
Yo no quiero calor de invernadero;
yo no quiero besar tu cicatriz;
yo no quiero París con aguacero
ni Venecia sin ti.

No me esperes a las doce en el juzgado;
no me digas volvamos a empezar;
yo no quiero ni libre ni ocupado,
ni carne ni pecado,
ni orgullo ni piedad.
Yo no quiero saber por qué lo hiciste;
yo no quiero contigo ni sin ti;
lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes,
es que mueras por mí.
Letra de Joaquín Sabina.
La mujer de la foto es Nita Naldi


8/8/07

BREVES ACOTACIONES PARA UNA BIOGRAFÍA


Cuando tengas dinero regálame un anillo,
cuando no tengas nada dame una esquina de tu boca,
cuando no sepas qué hacer vente conmigo
pero luego no digas que no sabes lo que haces.
Haces aces de leña en las mañanas
y se te vuelven flores en los brazos.
Yo te sostengo asida por los pétalos,
como te muevas te arrancaré el aroma.
Pero ya te lo dije:cuando quieras marcharte esta es la puerta:
se llama Ángel y conduce al llanto
©Ángel González
©Foto:Ouka Lele

Final conocido

Después de haber comido entrambos doce nécoras,
alguien dijo a Pilatos:
-¿Y qué hacemos ahora?
Él vaciló un instante y respondía
(educado, distante, indiferente):
-Chico, tú haz lo que quieras.
Yo me lavo las manos
Ángel González

3/8/07

Enamoramiento


No sé en qué momento se produjo.
Supongo que fué cómo eso que cuentan siempre. Que el gran amor llega así, cuando no lo esperas y a veces no lo reconoces al principio. Te vas haciendo a él y él a tí, como una especie de domesticación mútua. Con misterio y pisando con la mismísima levedad con que los astronautas pisan la luna.
Luego pasa el tiempo y al adquirir una nueva perspectiva ambos se confiesan que la primera vez ya sabían que el uno sería para el otro.

Pues así, justamente así, fue cómo Barcelona y yo nos enamoramos.